Según informa la BBC, Durov, de 39 años, fue detenido en relación con una investigación que examina la falta de moderación en Telegram, un tema que ha suscitado críticas recurrentes hacia la plataforma. Las autoridades francesas acusan a la aplicación de no cooperar en investigaciones relacionadas con delitos como tráfico de drogas, contenido sexual infantil y fraude. La falta de acción en estos temas ha sido una fuente constante de controversia para la compañía, que se ha visto envuelta en múltiples disputas legales a lo largo de los años.
El abogado de Durov, Dmitry Agranovsky, calificó la detención de su cliente como "absolutamente ridícula" y afirmó que se trata de un ataque directo a la libertad de expresión. En declaraciones al medio ruso RIA Novosti, Agranovsky comparó las acusaciones con culpar a un fabricante de automóviles por un accidente o por el uso de sus vehículos en la comisión de delitos. Estas declaraciones subrayan la tensión entre los defensores de la libertad digital y las autoridades que buscan mayor control sobre las plataformas en línea.
El medio francés, Le Monde publicó un informe que detalla cómo la embajada rusa en Francia está trabajando para aclarar los motivos de la detención y asegurar la protección de los derechos de Durov. A pesar de estos esfuerzos, las autoridades francesas no han cooperado con los funcionarios rusos, lo que ha intensificado aún más las tensiones diplomáticas entre ambos países. La investigación, según Le Monde, está siendo manejada por una unidad de ciberseguridad y la unidad nacional antifraude de la policía francesa, bajo la supervisión de un juez especializado en crimen organizado.
Telegram, fundada por Durov en 2013, ha sido objeto de escrutinio constante, especialmente en Europa, debido a su política de moderación laxa. Aunque la aplicación ha eliminado algunos grupos que compartían contenido extremista e ilegal, los expertos en ciberseguridad coinciden en que su sistema de moderación es significativamente más débil en comparación con otras redes sociales. Esta situación ha llevado a que Telegram se convierta en un refugio para grupos que difunden teorías conspirativas, contenido neonazi, pedófilo o relacionado con el terrorismo.
En respuesta al arresto de Durov, varias figuras públicas han manifestado su apoyo al empresario. Edward Snowden, exagente de inteligencia estadounidense y asilado en Rusia, denunció el hecho en la plataforma X (anteriormente Twitter), calificándolo como "un ataque a los derechos humanos básicos de expresión y asociación". Por su parte, Elon Musk, propietario de X, utilizó la etiqueta #freepavel en sus publicaciones, comparando la situación con un escenario distópico en Europa en 2030.
La controversia en torno a Telegram y su rol en la moderación de contenido no es nueva. En el Reino Unido, la aplicación fue duramente criticada por albergar canales de extrema derecha que jugaron un papel clave en la organización de disturbios violentos. A pesar de la eliminación de algunos de estos grupos, la falta de una política de moderación más estricta continúa siendo un problema persistente para la compañía.
La situación de Pavel Durov y Telegram resalta las crecientes presiones sobre las plataformas de mensajería y redes sociales para que asuman una mayor responsabilidad en la moderación de contenido. A medida que las investigaciones en Francia continúan, el caso de Durov podría convertirse en un precedente significativo en el debate global sobre la regulación de las plataformas digitales.
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