De acuerdo con el medio, una de las ventajas más destacadas de esta sangre sintética universal es su capacidad de almacenamiento. Mientras que los glóbulos rojos humanos donados deben mantenerse refrigerados y tienen una vida útil máxima de 42 días, la nueva solución desarrollada por el equipo de Sakai puede conservarse hasta dos años a temperatura ambiente y hasta cinco años en refrigeración.
El producto consiste en vesículas de hemoglobina, es decir, pequeñas estructuras que transportan oxígeno, simulando la función de los glóbulos rojos. Esta composición lo hace compatible con cualquier tipo de sangre, lo cual evitaría el proceso de tipificación previa a transfusiones.
Los ensayos clínicos comenzaron en 2022 con un grupo reducido de voluntarios. Según recoge RT.COM, tres grupos compuestos por cuatro hombres sanos, de entre 20 y 50 años, recibieron dosis intravenosas de entre 30 y 100 mililitros de la solución.
Pese a que algunos participantes presentaron efectos secundarios leves, no se registraron alteraciones significativas en los signos vitales, incluyendo la presión arterial. Tras los resultados, considerados aceptables por los investigadores, el equipo amplió el estudio. En marzo de este año, se administraron dosis mayores, de hasta 400 mililitros, a nuevos voluntarios.
Informa RT.COM que, si los nuevos ensayos no reportan complicaciones, se procederá a evaluar la eficacia terapéutica y la seguridad de la sangre sintética en escenarios médicos reales. El objetivo del equipo de investigación es lograr que este producto pueda emplearse de manera regular en hospitales hacia el año 2030.
Este tipo de desarrollo resulta especialmente relevante en situaciones de emergencia, zonas de conflicto, o regiones remotas donde el acceso a bancos de sangre es limitado. Además, podría mitigar problemas vinculados a la escasez de donantes y a las incompatibilidades sanguíneas que suelen retrasar procedimientos urgentes.
La comunidad científica observa con interés los avances del equipo japonés. La posibilidad de contar con glóbulos rojos artificiales universales, de fácil conservación y amplia durabilidad, podría transformar los protocolos actuales en medicina de urgencia, cirugía de alto riesgo y tratamientos oncológicos.
Aunque aún faltan años para su aprobación definitiva y uso extendido, la investigación publicada abre nuevas perspectivas sobre las alternativas a la donación tradicional y la gestión de reservas sanguíneas a nivel mundial.
Con los ensayos médicos en curso y los primeros resultados favorables, el proyecto de sangre artificial desarrollada en Japón marca un paso firme hacia la innovación biomédica. La solución podría complementar los sistemas de salud, especialmente en contextos donde la logística de transfusiones y almacenamiento limita la respuesta rápida a emergencias.
El equipo de Sakai confía en que, de confirmarse su seguridad y efectividad, la sangre sintética podrá empezar a utilizarse en pacientes hacia el año 2030, mejorando la capacidad de respuesta frente a emergencias médicas y una de las necesidades más críticas en medicina: la disponibilidad inmediata de sangre segura y funcional.
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