
El programa Punto Final reveló que el Despacho Presidencial adjudicó este beneficio bajo el proceso 002-2024, mediante el cual se contrató una tarjeta Pluxee (antes Sodexo), sin tope diario de consumo y con posibilidad de solicitar recargas adicionales si los S/5 mil no alcanzan.
La tarjeta permite comprar en supermercados, panaderías, restaurantes y otros locales afiliados, y aunque no permite retiros en efectivo, el mecanismo ha sido diseñado para garantizar que la presidenta y su familia jamás pasen hambre, literalmente.
Y mientras tanto, el magisterio -ese mismo que ella saludó con solemnidad el 6 de julio- sobrevive a duras penas. Maestros jubilados piden, año tras año, que el Congreso tenga "misericordia" con sus pensiones. Pero ninguna tarjeta llega para ellos.
Comer con el Estado, callar con complicidad
El contraste no puede ser más obsceno: mientras Boluarte se sube el sueldo a S/35,568, también reactiva una tarjeta que había quedado en desuso desde el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Ni Martín Vizcarra ni Francisco Sagasti la utilizaron, y sus oficinas negaron haber accedido a ese tipo de privilegio.Cuando se pidió conocer los consumos detallados de esa tarjeta, Palacio de Gobierno se negó, alegando que divulgar la información pondría en riesgo la seguridad de la mandataria, como si revelar el lugar donde compra pan fuera un asunto de Estado.
Indignación que se cocina sola
Las redes estallaron. No solo por el beneficio en sí, sino por el descaro de justificarlo en un país con hambre estructural. La profesora que se lleva su lonchera con té y pan con huevo no entenderá jamás cómo una presidenta -que se autoproclama austera- recurre a una tarjeta con saldo ilimitado mientras le niega justicia al magisterio.El Estado peruano le paga el menú a una presidenta que dijo que comer con S/10 es posible, pero no puede garantizar ni S/200 más a un maestro jubilado.
Fiestas Patrias con pan y circo... para pocos
Con el Congreso paralizado hasta que asuma la nueva mesa directiva, cualquier intento de revertir el aumento salarial o fiscalizar este beneficio quedará congelado por semanas. Y cuando se retome la actividad legislativa, seguramente veamos de nuevo la coreografía del rechazo fingido.La verdadera postal de este gobierno no es una firma en un decreto, sino una tarjeta Pluxee que compra jamón del bueno mientras afuera del mercado la señora de los emolientes saca cuentas para ver si le alcanza para el arroz o al maestro para su pasaje.
Porque en este país, la austeridad es solo para el pueblo.
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