El anuncio llega tras un periodo turbulento para Disney, que incluye fracasos de taquilla y una serie de controversias. Películas como "Lightyear", "La sirenita" y "Elemental" no lograron alcanzar las expectativas, cerrando el último año fiscal sin que ninguna producción superara los mil millones de dólares en ingresos, algo que no ocurría desde hace una década. Además, el rechazo hacia producciones como "Snow White" y la cancelación de "The Acolyte" también influyeron en la decisión de redirigir los esfuerzos de la empresa.
Iger destacó que "muchos padres preferirían discutir ciertos temas con sus hijos en sus propios términos y en su propio tiempo", en alusión a la eliminación de una historia transgénero de la serie animada de Pixar "Win Or Lose". Esta medida, según el CEO, responde al deseo de alinear los contenidos con las preferencias de los consumidores y recuperar la confianza de su audiencia principal.
Otro factor determinante en este giro estratégico fue el conflicto con el estado de Florida, donde la compañía enfrentó multas millonarias tras criticar la legislación anti-LGBTQ+ para evitar el cierre de Disney World. Asimismo, Disney tuvo que desembolsar 15 millones de dólares al expresidente Donald Trump para evitar un enfrentamiento legal en la Suprema Corte.
Durante una reunión con inversores, Iger reafirmó que "la política es mala para los negocios". En esta línea, subrayó que el éxito de Disney depende de ofrecer productos que resuenen con los gustos del público, alejándose de cualquier agenda política. Este cambio busca garantizar la estabilidad financiera y recuperar el prestigio que la compañía ha construido durante décadas.
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