
Y ahí, justo en ese momento, surgió la curiosidad. ¿Cómo es que ese correo terminó ahí? ¿Quién decidió que debía existir una carpeta como esa? ¿Y cómo funciona? ¿Realmente alguien la inventó? Lo que empezó como una simple limpieza de correos, se convirtió en una pequeña investigación sobre una de las funciones más útiles (y misteriosas) del correo electrónico: la carpeta de spam.
¿Quién tuvo la brillante idea de crear la carpeta de spam?
Primero lo primero: no hay una sola persona que pueda atribuirse la invención de la carpeta de spam. Se trata más bien de una evolución tecnológica, una respuesta necesaria al crecimiento del uso del correo electrónico y al molesto fenómeno de los mensajes no deseados.La idea de separar los correos útiles de los indeseables fue tomando forma a medida que el correo electrónico se masificaba y se convertía en un canal de comunicación común. Al igual que en la vida real alguien pensó en separar la basura del reciclaje, los ingenieros y desarrolladores pensaron en cómo filtrar el ruido digital.
En los años 2000, con el avance de internet y el aumento masivo del correo basura, grandes empresas como Gmail, Yahoo o Hotmail comenzaron a implementar algoritmos cada vez más sofisticados. Así nació lo que hoy conocemos como "la carpeta de spam".
Pero... ¿por qué se llama "spam"?
Aquí viene la parte divertida. El término "spam" no surgió en la informática, sino en un sketch de comedia de los Monty Python, un grupo británico famoso por su humor absurdo. En el sketch, unos comensales en un restaurante no podían ordenar nada sin que el camarero repitiera una y otra vez la palabra "spam", refiriéndose a la marca de carne enlatada.La palabra se decía tantas veces y tan rápido, que saturaba la conversación. Fue precisamente esa sensación de repetición molesta la que llevó a los primeros internautas a usar el término para describir mensajes publicitarios que llegaban de forma masiva e indeseada. Una broma que terminó dándole nombre a un problema real.
El primer spam de la historia (y no fue por error)
Aunque parezca sorprendente, el primer caso registrado de spam ocurrió en 1978, mucho antes de que existieran Gmail o Yahoo. Un vendedor de computadoras de la empresa DEC (Digital Equipment Corporation) envió un correo electrónico no solicitado a 393 usuarios de ARPANET, la red precursora de internet.Lo hizo a propósito: quería anunciar una nueva línea de productos. Pero la reacción fue negativa. Los usuarios no estaban contentos de recibir publicidad sin haberla pedido. Ese fue el punto de partida de un problema que solo crecería con el tiempo.
Durante los años 80 y 90, a medida que el correo electrónico se volvía más accesible y global, los spammers encontraron una mina de oro. Ofertas falsas, cadenas virales, promesas de premios... El correo se convirtió en un campo de batalla, y los usuarios en blancos vulnerables.
Así funcionan hoy los filtros de spam
La solución llegó, poco a poco, con los filtros. Al principio, eran muy básicos: buscaban palabras clave como "gratis", "ganaste" o "haz clic aquí". Pero los spammers se adaptaron. Cambiaron letras por símbolos, disfrazaron los mensajes, usaron técnicas evasivas. Y los filtros también evolucionaron.Hoy, los filtros de spam utilizan inteligencia artificial y machine learning. Analizan no solo el contenido del mensaje, sino:
• La dirección IP del remitente (si está en listas negras).
• La frecuencia de envío (si un mismo mensaje se manda a muchas personas).
• El historial del dominio y su configuración técnica (como los registros SPF, DKIM y DMARC).
• El comportamiento del usuario (si muchas personas marcan como spam un correo similar, el sistema aprende de eso).
Además, los usuarios pueden entrenar a sus filtros. Por ejemplo, si decides que cualquier correo que empiece con "¡Felicidades!" debe ir al spam, puedes crear una regla personalizada. Así, la carpeta se convierte en una especie de escudo personalizable.
Pero no es perfecta: cuando el spam se equivoca
Volvamos a mi correo perdido. ¿Por qué terminó ahí? Probablemente, por alguna combinación de factores: tal vez el servidor de mi colega no tenía bien configurado su sistema de autenticación, o quizás usó alguna palabra "sospechosa" sin querer.Y es que los filtros no son infalibles. A veces cometen lo que se conoce como falsos positivos: correos legítimos que terminan en spam por error. Por eso es buena idea revisar esa carpeta de vez en cuando, especialmente si estás esperando un mensaje importante.
Lo curioso es que, al mismo tiempo, la carpeta de spam también comete falsos negativos, es decir, deja pasar correos basura a la bandeja principal. Pero gracias al botón de "marcar como spam", los usuarios ayudan a que el sistema se afine cada vez más.
Una función tan simple como poderosa
Pensándolo bien, la carpeta de spam es una maravilla tecnológica. Nos ahorra tiempo, nos protege de estafas, y hasta nos cuida la salud mental, al evitar que nuestra bandeja se llene de ruido innecesario.Y aunque no siempre acierta, cumple una función clave: darnos control sobre lo que queremos leer y lo que no. Es como una capa invisible de protección que trabaja en segundo plano todos los días, sin que lo notemos.
Ese viernes en la oficina, ese simple correo perdido me llevó a descubrir todo esto. Y ahora, cada vez que abro la carpeta de spam antes de vaciarla, no solo busco errores. También agradezco que exista.
Epílogo: ¿Qué sigue para el spam?
Con la llegada de nuevas formas de comunicación -como las redes sociales, los chats y las apps de mensajería-, el spam también ha evolucionado. Ahora no solo invade nuestros correos, sino también nuestros teléfonos, nuestras notificaciones y hasta nuestros comentarios en redes.Pero eso es tema para otro artículo. Por ahora, basta con saber que detrás de esa carpeta gris y casi olvidada en nuestra bandeja de entrada, hay toda una historia de creatividad, comedia, tecnología y protección digital.
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