
Cuando el ministro prefiere dar consejos de supervivencia antes que soluciones.
El ministro de Educación, Morgan Quero, parece haber encontrado en la pedagogía de la evasión su área de especialidad. En una entrevista concedida a RPP, lanzó una serie de recomendaciones a la ciudadanía para enfrentar la inseguridad, como si se tratara de una charla motivacional para sobrevivir en la jungla urbana, antes que de un compromiso desde el poder político para combatir la criminalidad."No salgan sin tomar previsiones", dijo sin sonrojarse. Luego aconsejó a los peruanos guardar el celular, evitar caminar solos y no exponerse. Traducido al lenguaje llano: si te asaltan, es tu culpa por no seguir las instrucciones del profesor Quero.
Una visión cínica que le viene bien a un Gobierno que ha demostrado más interés en excusarse que en gobernar.
Pero su intervención no se detuvo en el terreno de lo absurdo. Cuando el periodista de RPP se le preguntó sobre la masacre en Pataz -donde 13 mineros fueron secuestrados y asesinados-, Quero adoptó el discurso geográfico como salvavidas. Según él, la Policía no actuó a tiempo porque la zona es complicada, hay socavones, túneles, y, en resumen, el terreno no permite que la ley llegue a tiempo. Bajo ese criterio, podríamos concluir que las regiones más accidentadas del país están entregadas al crimen por default.
Y como si no bastara con su liviandad frente a la violencia criminal, el ministro Quero también se enfundó la capa de escudero presidencial. Defendió con entusiasmo a Dina Boluarte ante la controversia por sus operaciones estéticas, asegurando que la rinoplastia fue por salud y no por vanidad. En un discurso que intenta tapar el sol con un dedo, repitió el libreto oficial, aunque el médico que la atendió ya dijo otra cosa a la fiscalía.
No supo explicar del todo el procedimiento, pero lo dijo con la convicción de quien está acostumbrado a justificar lo injustificable. Porque al final, en este gobierno, no hay errores: solo malentendidos, malinterpretaciones o terreno difícil.
Lo preocupante no es que un ministro como el de educación (Minedu) no tenga respuestas claras. Lo alarmante es que las pocas que ofrece responsabilizan al ciudadano, al clima, al suelo o a la anatomía presidencial... menos al propio Estado.
Quero no solo se lava las manos: se las seca con el pañuelo de la indiferencia oficialista.
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