Tres razones por las que el aprendizaje Just-in-Time está cambiando la forma de capacitar



Tres razones por las que el aprendizaje Just-in-Time está cambiando la forma de capacitar
Llamado también aprendizaje justo a tiempo, es una respuesta eficaz a las necesidades de formación en el siglo XXI. Su combinación de brevedad, modularidad y accesibilidad no solo mejora la experiencia de aprendizaje, sino que impacta directamente en el desempeño y la adaptabilidad de las personas. El aprendizaje Just-in-Time (JIT) o "aprendizaje justo a tiempo", está ganando terreno en el mundo corporativo como una de las metodologías más efectivas para capacitar equipos de manera ágil y funcional. Su premisa es clara: ofrecer conocimiento puntual, accesible y directo justo cuando se necesita. A diferencia de las tradicionales sesiones extensas y poco contextualizadas, el enfoque JIT propone contenidos breves, modulares y siempre disponibles, pensados para una aplicación inmediata en el entorno laboral.

Esta necesidad de inmediatez ha sido respaldada por investigaciones. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Indianápolis reveló que la enseñanza JIT mejora la retención, las habilidades de proceso y el dominio del contenido, especialmente en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Al incluir actividades previas enfocadas en conceptos clave, los docentes pudieron ajustar las clases a las necesidades reales de sus alumnos. Así, se invierte menos tiempo en repasar y más en resolver problemas concretos.

En ese sentido, Rómulo Martínez, director de Campus Romero (campusromero.pe), plataforma tecnológica especializada en capacitación corporativa, señala que, a diferencia de las capacitaciones tradicionales, que suelen ser largas y poco contextualizadas, este enfoque reduce la sobrecarga cognitiva y acelera la aplicación práctica. "Lo usamos para formar equipos que necesitan respuestas ágiles, sin interrumpir su flujo de trabajo, sino siendo parte de él", agrega.

Asimismo, el experto señala tres razones por las que el aprendizaje Just-in-Time está cambiando la forma de capacitar:

1. Reduce la sobrecarga cognitiva. Uno de los principales desafíos en la capacitación tradicional es la saturación de información. Según la teoría de la carga cognitiva de Sweller, cuando los contenidos son demasiado extensos o complejos, se limita la capacidad del cerebro para procesar y retener lo aprendido. Frente a esto, el enfoque JIT propone microcontenidos que abordan un solo objetivo por vez. Módulos de cinco a diez minutos permiten que el usuario entienda un concepto puntual y lo aplique sin demora, evitando el desgaste mental que genera el exceso de información.

2. Facilita la aplicación inmediata. Este aprendizaje breve y focalizado cobra aún más sentido en situaciones donde el tiempo apremia. Si un colaborador enfrenta un problema técnico o una tarea nueva, no necesita esperar la siguiente capacitación ni buscar entre largos manuales. Gracias al JIT, accede a la cápsula precisa que responde a su necesidad. Estudios en el sector salud han mostrado que, mediante simulaciones breves justo antes de intervenciones críticas, los profesionales adquirieron habilidades más rápido y con mayor eficacia. La lógica es simple: cuanto más contextualizado y oportuno es el contenido, mayor es su impacto.

3. Fomenta el aprendizaje activo y autónomo. Además de ser oportuno, el contenido JIT promueve una actitud más participativa frente al aprendizaje. Investigaciones realizadas en la Universidad de Cundinamarca con estudiantes de psicología evidenciaron que las actividades modulares previas a clase, propias del enfoque Just-in-Time Teaching (JiTT), aumentaban el compromiso y la calidad del debate. Esto se debe a que los estudiantes sabían que lo aprendido tendría un uso inmediato. Lo mismo ocurre en contextos laborales: cuando el conocimiento está vinculado directamente con lo que se hará, la motivación por aprender crece.

Uno de los grandes diferenciales del aprendizaje JIT es su capacidad de adaptarse a las necesidades y rutinas de los usuarios. Su diseño multiplataforma permite que los usuarios accedan a los contenidos desde computadoras, tablets o smartphones, en el momento que más lo necesiten. Esta flexibilidad es crucial en un mundo laboral cada vez más remoto, híbrido y dinámico.

Además, el formato modular favorece la actualización constante de los contenidos. En sectores donde los procesos, normativas o tecnologías cambian rápidamente, esto permite mantener el conocimiento siempre vigente. Ya no es necesario rediseñar programas completos: basta con ajustar un módulo específico para que toda la formación siga siendo útil y relevante.

"Es ideal para un entorno donde las habilidades cambian constantemente. Permite actualizar o incorporar nuevos conocimientos sin tener que rediseñar programas completos. En nuestro caso desarrollamos cápsulas específicas que pueden integrarse a procesos diarios y se ajustan rápidamente a los cambios normativos o estratégicos. Así, las empresas pueden formar a sus equipos de forma continua y sin fricciones", sostiene Martínez.

Las empresas que implementan el modelo JIT podrán experimentar ciertos beneficios:

● Mayor eficiencia operativa, al reducir el tiempo destinado a capacitaciones formales.

● Menos errores en la ejecución, gracias al acceso inmediato a contenidos actualizados.

● Onboarding más ágil, lo que permite una integración y productividad más rápida de los nuevos talentos.

● Una cultura de mejora continua, al ofrecer formación práctica y constante a lo largo del tiempo.

Sin duda, el aprendizaje Just-in-Time no es solo una metodología innovadora; es una estrategia alineada con los desafíos del presente y del futuro. Brinda a las personas lo que necesitan aprender, en el momento justo y en el formato adecuado. Y esa capacidad de respuesta puede marcar la diferencia entre adaptarse o quedarse atrás.


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