
En un país con heridas abiertas por las muertes de manifestantes en los últimos años, la escena roza lo indecente. Jerí, al estilo de Ántero y Merino, repite el libreto del poder que se blinda a sí mismo mientras premia la violencia institucional. Es el ritual de la impunidad: convertir la represión en heroísmo y el abuso en acto patriótico.
La policía merece respeto cuando protege, no cuando dispara. Pero el mensaje oficial ha sido otro: quienes reprimen son exaltados, quienes protestan son criminalizados, y quienes mueren son olvidados. Así se normaliza el crimen de Estado entre discursos huecos y aplausos uniformados.
Le hacen creer a la policía que son intocables, pero solo los usan como carroña en su guerra contra el pueblo. Los mismos que hoy los aplauden, mañana los abandonarán cuando lleguen los juicios o las condenas internacionales.
Entre lo indolente y lo macabro, el gobierno de Jerí no rinde homenaje: entierra la vergüenza.
José Jeri, al estilo de Ántero y Merino, homenajea públicamente a la PNP apenas un día después de que se confirmara que uno de sus miembros asesinó a un manifestante.
- Ricardo Sifuentes (@SifuentesRic) October 17, 2025
Entre lo indolente y lo macabro. pic.twitter.com/otc641SXBV
¿Con un muerto y heridos muy graves por perdigones? https://t.co/oPc6wIoPov
- Rosa María Palacios (@rmapalacios) October 17, 2025
Comentar esta noticia