Transportistas prolongan bloqueo en San Juan de Lurigancho y cuestionan acuerdos alcanzados por sus dirigentes



Transportistas prolongan bloqueo en San Juan de Lurigancho y cuestionan acuerdos alcanzados por sus dirigentes
Un grupo de transportistas mantiene bloqueado el ingreso a San Juan de Lurigancho este martes, pese a que algunos gremios de transporte urbano de Lima y Callao decidió levantar el paro nacional iniciado un día antes. Los conductores sostienen que no reconocen a los dirigentes que llegaron a acuerdos con el Gobierno y aseguran que seguirán en la vía hasta obtener una respuesta concreta a sus reclamos por la falta de seguridad y las constantes extorsiones.

Choferes denuncian abandono y desconocen acuerdos

Desde tempranas horas, buses de las empresas Las Flores, Línea 57 y Huáscar permanecen estacionados cerca de la estación Caja de Agua, impidiendo el tránsito hacia el centro de Lima. La medida ha afectado también el paso por el túnel Santa Rosa, conexión clave entre el Rímac y San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más poblados del país.

Los manifestantes aseguran que no se sienten representados por los dirigentes que firmaron el acuerdo con el jefe del Gabinete Ministerial, Eduardo Arana. Según explican, los acuerdos alcanzados el lunes por la noche no solucionan los riesgos que enfrentan a diario por el avance del crimen organizado en el transporte público.

"Dicen que han levantado el paro, pero ellos no trabajan como nosotros, los conductores. Nosotros arriesgamos la vida, no ellos. Queremos que venga un verdadero representante que diga las cosas como son", expresó un chofer que permanece en la zona, evidenciando el malestar entre los grupos que decidieron continuar la protesta.

Extorsiones y asesinatos detrás de la protesta

Los transportistas que se mantienen en el bloqueo denuncian ser víctimas de bandas criminales que exigen pagos semanales para dejarlos trabajar. Algunos aseguran que las amenazas y ataques a conductores y cobradores se han intensificado en los últimos meses, sin una respuesta efectiva por parte de la Policía ni del Ministerio del Interior.

"Ellos están tranquilos en sus oficinas, pero el que da la cara y pone el pecho somos nosotros. Los afectados directamente somos nosotros", señaló otro conductor, haciendo referencia a los dirigentes del gremio que negociaron con el Ejecutivo.

El descontento también tiene origen en la falta de resultados concretos tras las reuniones previas con las autoridades. Pese a que el Gobierno prometió instalar una mesa de diálogo para abordar el problema de la inseguridad, los manifestantes afirman que necesitan medidas urgentes y no promesas a largo plazo.

Ollas comunes y noche en las unidades

Algunos choferes informaron que pasarán la noche dentro de sus vehículos, mientras otros han organizado ollas comunes para alimentarse durante la espera. La medida de fuerza se mantiene con resguardo de agentes policiales, quienes intentan evitar enfrentamientos y mantener el orden en la zona. Sin embargo, el tránsito continúa interrumpido, afectando a miles de vecinos que intentan movilizarse hacia el centro de Lima.

Los conductores aseguran que su protesta no busca generar caos, sino visibilizar una situación que consideran insostenible. "Vivimos con miedo. Salimos a trabajar y no sabemos si regresamos a casa. Eso es lo que el Gobierno no entiende", comentó un cobrador que lleva más de diez años en el rubro.

Autoridades evalúan nuevas medidas

El Ejecutivo ha reiterado su disposición al diálogo y ha instado a los transportistas a restablecer el tránsito. Desde el Ministerio del Interior se anunció que se reforzará la presencia policial en las rutas más afectadas por las extorsiones y se intensificarán las investigaciones contra las mafias que operan en el transporte público.

No obstante, los manifestantes consideran insuficiente esta respuesta. Reclaman la implementación de un sistema de protección y apoyo directo a los trabajadores del transporte que han denunciado amenazas o agresiones, así como la depuración de los registros de empresas informales donde, según afirman, se esconden muchos de los operadores vinculados al delito.

Impacto en la movilidad y la seguridad

Mientras el bloqueo se prolonga, cientos de pasajeros se han visto obligados a caminar largos tramos para llegar a sus destinos o buscar rutas alternas. La congestión vehicular en los alrededores del Rímac y la avenida Próceres de la Independencia complica aún más la movilidad en una jornada que debía marcar el fin del paro nacional.

Pese al llamado de las autoridades, los transportistas que permanecen en San Juan de Lurigancho insisten en que no levantarán el bloqueo hasta recibir la visita de funcionarios que escuchen directamente sus demandas. "No queremos discursos, queremos seguridad para trabajar", reiteró uno de los voceros del grupo.

La situación en San Juan de Lurigancho refleja la tensión que persiste entre el Gobierno y un sector del transporte que se siente olvidado. Aunque el paro nacional fue oficialmente suspendido, el conflicto en las calles demuestra que las raíces del problema van más allá de una simple negociación y que la lucha contra la inseguridad sigue siendo una deuda pendiente.








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