POLCTI 2030 alinea educación superior y básica con metas de innovación científica nacional (D. S. N° 093-2025-PCM)



POLCTI 2030 alinea educación superior y básica con metas de innovación científica nacional (D. S. N° 093-2025-PCM)
La educación peruana se alinea con la nueva Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (POLCTI): La actualización del Currículo Nacional y los recientes programas de formación docente en STEM ya anticipaban un viraje: el sistema educativo debía estrechar su vínculo con la ciencia aplicada. Ese giro quedó sellado con la aprobación (D. S. N.° 093-2025-PCM) de la POLCTI 2030, que ordena convertir al Perú en uno de los 60 países más innovadores del planeta y fija un reto directo para escuelas, institutos y universidades: proveer el capital humano que sustente la meta de invertir el 1 % del PBI en I+D+i antes de que termine la década.

La política, elaborada por CONCYTEC y validada por CEPLAN, identifica la formación de investigadores, tecnólogos y gestores como su tercer objetivo prioritario. Ello implica multiplicar las plazas de maestría y doctorado, crear clusters universitarios con laboratorios compartidos y financiar becas de repatriación para peruanos que hoy investigan en el exterior. El Ministerio de Educación deberá, además, incorporar competencias de alfabetización científica y pensamiento computacional desde primaria -clave para que la revolución digital no siga siendo patrimonio de unos pocos -.

En el frente productivo, la POLCTI exige a institutos tecnológicos y CITE articularse con industrias locales para cerrar brechas de productividad y lanzar prototipos que les abran nuevos mercados. Para eso se prevé un "pasaporte" de incentivos: compras públicas innovadoras, crédito fiscal de I+D y capital semilla para start-ups. El objetivo es que el sector privado pase de financiar apenas el 0,11 % del PBI en investigación (cifra 2024) a colocar la mitad del nuevo 1 %.

La norma también pone en la misma hoja de ruta a salud, ambiente y servicios sociales. Se financiarán proyectos que usen IA, biotecnología y energías limpias para mejorar diagnósticos médicos, gestión de residuos o prevención de desastres climáticos. Cada entidad pública deberá adecuar su presupuesto y rendir cuentas al CONCYTEC, responsable del seguimiento y una evaluación semestral que enviará al CEPLAN.

Finalmente, la política declara su vigencia hasta el 31 de diciembre de 2030 y deroga el decreto de 2016. Si el plan prospera, los actuales estudiantes de secundaria llegarán a la universidad con un ecosistema capaz de convertir sus proyectos en patentes, spin-offs y empleos de alta calidad. El desafío ya no es soñar con el Silicon Valley andino, sino construirlo paso a paso desde las aulas.



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